jueves, 27 de marzo de 2008

Solidaritat catalana - Solidaritat obrera

Solidaritat Catalana (1906-1909) tuvo un éxito que probablemente sorprendió a la propia empresa. En las elecciones de 1907 obtuvo 41 de los 44 escaños que se elegían en Cataluña. Nunca el catalanismo tuvo un triunfo mayor. Esta agrupación electoral fue un movimiento unitario que recogía el espíritu catalanista de la Liga Regionalista de Prat de la Riba, de los carlistas, de los republicanos nacionalistas y de los republicanos federales (dejando fuera los partidos dinásticos y los republicanos de Lerroux). La agrupación no duró más allá de la Semana Trágica (1909), debido a la diferencia de intereses de sus integrantes y porque una parte de la población, como ahora, no veía las cosas del mismo modo que el de estos intelectuales y políticos catalanistas. De las dos almas de Cataluña, como impropiamente les gusta decir a algunos, hablan los nombres que entonces y ahora escogen para definirse las tendencias opuestas. Así frente a las burguesías grande y pequeña de Solidaritat Catalana respondían las asociaciones obreras que escogieron agruparse bajo el nombre de Solidaritat Obrera. Sólo un año después de la fundación de la primera surgía su réplica. Justo ahora, en 2008, se celebra el centenario del congreso de las sociedades obreras catalanas que se constituyeron como "Confederació Regional de Societats de Resistència - Solidaritat Obrera".



Despojado de la hojarasca retórica propia de la época, el manifiesto de Solidaritat Catalana de 1906, (Siguiéndolo con decisión, la voluntad catalana hará salir de las ruinas del presente una España nueva, en la que los pueblos, en viva hermandad, gozarán de prosperidad, cultura y libertad), no es muy distinto de lo que a día de hoy dirían, por ejemplo, el partido de Pujol y Mas.


Qué diferencia en cambio de lo que hoy defienden los actuales sindicatos, desaparecidos o subsumidos en la misma retórica nacionalista de los actuales partidos políticos catalanistas, con estos objetivos de Solidaritat Obrera: “procurar el mejoramiento de todos los trabajadores, favorecer su cultura intelectual, darse mutuo apoyo para la creación y fomento de sociedades obreras y educarse en el ejercicio práctico de la Solidaridad para el mejor fin de su emancipación económica y social (…), la enseñanza científica y racional ‘para los obreros y sus hijos y la relación y organización de la clase obrera bajo la base de la mayor autonomía posible”.

**

Ejercicio asociado.

martes, 25 de marzo de 2008

La masacre de Katyn

Katyn es el nombre de un bosque a 18 kms de Smolensk (Rusia) donde el NKVD (el precursor del KGB), la policía política de la URSS, asesinó a 4.421 oficiales polacos en la primavera de 1940 tras el reparto de Polonia entre la Alemania nazi y la URSS. En total, 21.857 personas fueron víctimas de la operación de exterminio de la élite militar polaca, contando no sólo las víctimas de Katyn, también las de otros territorios soviéticos hoy pertenecientes a Rusia, Ucrania y Bielorrusia. Los comunistas usaron balas alemanas vendidas por la República de Weimar para inculpar a los alemanes. Pero los asesinatos ocurrieron en territorio ocupado por la URSS en abril-mayo de 1940.

Durante años hubo un ominoso silencio sobre este asunto, tanto en la propia URSS como en los partidos de la izquierda europea. Todavía hoy la fiscalía militar rusa mantiene cerrada la investigación sobre Katyn en 2004 y secretos 116 tomos, de los 183 tomos del caso. La fiscalía militar se niega a examinar las peticiones para rehabilitar a las víctimas de aquella represión.

En 2005, el Parlamento polaco exigió que el fusilamiento de Katyn fuera reconocido como un acto de genocidio.

Wajda, hijo de una de aquellas víctimas de Katyn, ha realizado una película sobre el destino de uno de aquellos oficiales, su padre, y el de la esposa que nunca supo las circunstancias de su muerte. Rusia se niega a que la película pase por la tele estatal.

lunes, 24 de marzo de 2008

La retórica extremista (Antony Beevor)

La Guerra Civil española es una cuestión que después de más de 70 años sigue siendo objeto de confrontación no sólo entre españoles sino también entre historiadores. En general, los dos bandos que se forjaron en 1936 han continuado la guerra, ahora incruenta, a través de escritores y políticos, a la hora de fijar los hechos y la interpretación de aquel suceso histórico. Esa sorda pelea ha impedido hasta ahora que se abriera paso una Tercera España más imparcial y objetiva.

Son muy clarificadoras algunas de las respuestas de Antony Beevor en una reciente entrevista en El País.

Este historiador británico se ha hecho famoso por abordar con objetividad y con abundante documentación dos grandes batallas de la segunda guerra mundial, Stalingrado y Berlín. También es autor de una historia de la Guerra Civil española


Entresaco estas opiniones:

¿Cómo se pudo meter España en una guerra civil cuando los que querían guerra eran muy pocos? La mayoría de la población no quería la guerra pero se vio forzada por los extremistas de ambas partes.

Ningún país ha sufrido más que España a causa de la retórica extremista. La retórica de Calvo Sotelo o de Largo Caballero. Algunos dicen que las palabras no matan, pero yo no lo creo. Las palabras matan, pueden matar.

Y este diálogo:

P. La derecha nunca consideró oportuno condenar el golpe.

R. Como la izquierda, que no condenó el golpe de 1934.

P. ¿Tenía que haberlo hecho?

R. Sí, si eso hubiera sido significativo. El debate sería mucho más honesto si la izquierda también aceptara sus errores.

*

Ejercicio asociado.