lunes, 23 de noviembre de 2009

La leyenda negra


El historiador Joseph Perez explica por qué existió la leyenda negra.
"España en aquel tiempo no existía en verdad como tal (los años en que reinaban Carlos V y Felipe II). Lo que existe es una monarquía católica, no forzosamente española, que gobierna lo mismo en Flandes que en el Milanesado, en Nápoles como en vastas zonas de Alemania, en las Indias y, claro, en Castilla y Aragón. Son los jefes de la Casa de Austria, y ocupan un lugar preeminente en la Europa de su época: mandan en cuestiones diplomáticas, militares, económicas".

"La idea del libro surgió en la Francia de hoy, donde observaba cómo existe una rendición incondicional a la cultura que viene de Estados Unidos, sus películas y sus autores y todo lo demás, y un feroz rechazo a su política imperial. Todo eso le pasó a España hace unos cuantos siglos. Los franceses se volvían locos por aprender su lengua, copiaban sus guantes y sus trajes de cuero, el propio Luis XIV adaptó la etiqueta de las cortes de los Austria e, incluso, Pascal se rendía ante santa Teresa y san Juan de la Cruz".



"Para hacerse una idea del poder que llegó a tener la monarquía de los Austria hace falta decir que su moneda -los reales de a ocho, las piastras- fue la moneda de circulación del mundo entero hasta bien entrado el siglo XIX. Sin una base económica tan fuerte sería inexplicable su inmenso poderío diplomático, militar, político. Se dice que fueron españoles los responsables de aquel imperio y, sin embargo, el personaje más relevante en política exterior fue un francés, Granvelle, y entre sus héroes militares están el conde de Egmont (flamenco), Alejandro Farnesio (genovés) o Spinola, duque de Parma.

"Todo empieza cuando Felipe II pone un precio a la cabeza de Guillermo de Orange, el príncipe protestante de Flandes, que reacciona recusando su legitimidad y enfrentándose a su poder. No era habitual en aquellos tiempos cuestionar la autoridad real, así que para armarse de argumentos el flamenco desarrolla una apabullante propaganda que subraya (y exagera) lo peor de su gran enemigo: un hombre capaz de asesinar al príncipe don Carlos, su hijo (lo que se reveló falso), que se sirvió de la Inquisición para acabar con sus enemigos y que permitió las mayores crueldades durante la conquista de América".


"La leyenda negra se construye para debilitar el poder de la Casa de Austria, pero cuando viene su declive, a partir de la paz de Westfalia en 1648, el argumento es el de una España rendida al oscurantismo del papado frente al progreso de las Luces. A finales del XIX, las naciones anglosajonas miran con desprecio a las latinas. La leyenda negra seguía presente".
Lo dice en La leyenda negra, que acaba de publicar Gadir. En el ensayo explica cómo se construyó un discurso que convirtió a los españoles en paradigma del fanatismo y la crueldad, de la cerrazón dogmática alrededor de la bandera del catolicismo y del puro afán de dominio utilizando los resortes de un Estado poderoso.

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