viernes, 14 de noviembre de 2008

Breton Woods (1944) y la Conferencia de Washington

Cuando se estudian las causas que llevaron a la segunda guerra mundial se oscila entre el énfasis político -el resentimiento de Alemania por su castigo en Versalles, el irredentismo de los pueblos desplazados de la madre patria o el excesivo pago de indemnizaciones- y el económico -el catastrófico paro que siguió a la crisis del 29 y el consiguiente ascenso de los totalitarismos. Como en cualquier otro suceso histórico las causas son variadas. Ahora se compara la crisis presente con la del 29, y la próxima conferencia de Washington con la de Breton Woods de 1944.


Breton Woods se asocia a un largo periodo de estabilidad económica y por ello nuestros políticos buscan que una conferencia internacional sirva para restablecer la confianza en el sistema. Pero las cosas no son tan fáciles. Antes de Breton Woods ya hubo otras conferencias, como la de Londres (1933), que se saldaron en fracaso.

Qué tuvo de particular Breton Woods. El objetivo era restablecer la confianza en el sistema monetario y además la reconstrucción material tras el desastre de la guerra. Para ello se crearon el FMI, un fondo que resolviese los problemas monetarios y un Banco Mundial que financiase la reconstrucción. El primero ha luchado por mantener la estabilidad de los tipos de cambio, requisito para que el comercio internacional fluya, ayudando a los países con problemas. Fue el caso del Plan de Estabilización español de 1959, que está en el inicio del desarrollismo de los años 60. La cosa fue bien hasta que el dolar entró e crisis en 1973 debido a la inflación y el déficit de EE UU como consecuencia de la guerra de Vietnam. Desde entonces se han ido configurando bloques monetarios: dólar, euro, libra, yen y yuan, con una cierta cooperación entre ellos.

¿Puede la iniciativa de Sarkozy de un nuevo Breton Woods para reformar el sistema financiero internacional restablecer la confianza y detener la crisis? Hay que esperar a ver qué medidas se proponen, aunque el impasse político que se ha abierto en EE UU hasta que el 20 de enero Omaba asuma la presidencia no parece que sea el mejor momento.

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